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¿Cuántas veces has visto películas de ciencia ficción en las que las máquinas lograban superar al ser humano e incluso rebelarse contra nosotros? Pues bien, la Inteligencia Artificial ya no es algo solamente de Hollywood, sino que de lo que estamos rodeados en nuestra vida diaria. Los asistentes de voz, los chatbots del servicio de atención al cliente y los aparatos de domótica son sólo algunos ejemplos de que esto sólo acaba de empezar.

Y en el mundo corporativo, cada vez son más las empresas que hacen uso de este tipo de tecnología tanto para mejorar sus tareas de gestión interna como para crear campañas de marketing que enamoren a sus clientes.

 

¿La Inteligencia Artificial puede quitarnos el trabajo?

Seguro que te estás preguntando si la Inteligencia Artificial podría llegar a tener tanto impacto en el mundo laboral como para terminar reemplazando aquellos trabajos con tareas más mecánicas y repetitivas, como ya ha ocurrido con otras tecnologías a lo largo de los siglos.

¿Y aquellas profesiones que destacan por sus dotes artísticas e imaginativas? ¿Terminará la Inteligencia Artificial sustituyendo el trabajo de los creativos? ¿Podría una máquina llegar a escribir un bestseller? ¿Componer la próxima canción del verano? ¿O pintar un cuadro que consiga emocionarnos?

Es cierto que en terrenos como el análisis de la información y en el pensamiento lógico las máquinas nos ganan por goleada. De hecho, un móvil o un ordenador pueden en segundos lo que a nosotros nos llevaría horas o incluso días. Pero, ¿son las máquinas capaces de sentir empatía? ¿Tienen la habilidad de liderar equipos y motivarlos? ¿Pueden crear una obra artística de la nada? Por muy buenas que sean haciendo cálculos o realizando operaciones de Big Data, nunca podrán llegar a tener las dotes de empatía, liderazgo y creatividad que hacen que los seres humanos seamos únicos.

 

¿Pueden pensar las máquinas?: Creatividad algorítmica de la IA vs arte

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A mediados del siglo XX, cuando Alan Turing publicó “Computing Machinery and Intelligence”, ya se preguntó si las máquinas podían pensar. Para determinarlo, inventó el famoso “test de Turing”. Pero además, se planteó  si algún día las máquinas podrían llegar a superar a la inteligencia humana. Creó un juego en el que una máquina y un humano responden preguntas y la persona que interroga tiene que intentar diferenciar cuál es cuál.

En la época de Alan Turing, todo el mundo pensaba que la creatividad era una de esas señas de identidad que nos hacen especiales a los seres humanos, pero los avances en Inteligencia Artificial y Machine Learning han hecho que seamos cada vez más conscientes de las limitaciones de la inteligencia humana.

En cambio, hoy en día, ya no parece una capacidad reservada exclusivamente al ingenio humano. Del mismo modo que otras innovaciones tecnológicas del pasado, ambas tecnologías han traído consigo nuevos retos y oportunidades. Basta con fijarse en cómo las aplicaciones informáticas son capaces de crear canciones, obras literarias, vídeos e ilustraciones digitales tomando como base grandes conjuntos de datos y “aprendiendo” en base a la experiencia.

Es el caso, por ejemplo, de Midjourney, una herramienta capaz de producir obras de arte a partir de texto. Por ejemplo, si quieres que pinte unos monos de plastilina comiendo plátanos sobre un todoterreno, mientras caen galletas del cielo, podrás tenerlo.

Los resultados son tan buenos que llegarás a dudar de si han sido generadas por una Inteligencia Artificial. Con una excelente calidad, increíbles resoluciones y posibilidades casi infinitas. Lo que nos lleva a plantearnos si nos encontramos ante una verdadera democratización del arte, un campo que hasta el momento quedaban restringido a la imaginación y a las capacidades del ser humano.

¿Podríamos decir entonces que las máquinas son artistas? NO. El funcionamiento de este tipo de herramientas se basa en la “creatividad algorítmica” y los algoritmos son herramientas no artistas. Muchos artistas actuales aprovechan las ventajas de la Inteligencia Artificial para crear obras de arte, pero este tipo de tecnología jamás ha creado una obra completa por sí misma sin intervención humana.

 

Creación original vs imitación

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La Inteligencia Artificial puede crear basándose en propuestas anteriores. Por ejemplo, si le proporcionamos millones de imágenes, podemos pedirle que cree una totalmente nueva de lo que queramos, incluso de las situaciones más absurdas o irreales. ¿Te gustaría decorar tu salón con una foto de un perro pilotando un helicóptero? Ya hay aplicaciones con las que puedes tenerla en sólo unos segundos.

Pero, ¿se trataría de una auténtica creación o una innovación productiva? Como afirmaba Alan Turing, lo que hacen las máquinas es jugar a un “juego de imitación”. Basándose en conjuntos de datos existentes, los software de Inteligencia Artificial son programados para responder de la manera más parecida al comportamiento humano. Emulan nuestros patrones de aprendizaje para ofrecer resultados que se ajusten a nuestros estándares de coherencia y aceptabilidad.

Entonces, ¿pueden la Inteligencia Artificial crear obras totalmente únicas y originales? Puede que sí, pero para lograrlo, tendríamos que pasarnos varios meses “entrenando” y supervisando el software. Algo que no encaja con las necesidades actuales de los procesos creativos de las empresas, donde todo es inmediatez. Sobre todo si pensamos que autores como Conan Doyle, Dostoievski o Robert L. Stevenson escribieron sus obras cumbre en sólo una semana. Con lo cual, queda demostrado que la creatividad del ser humano está todavía muy lejos de ser superada por una máquina.

 

¿Puede la Inteligencia Artificial superar la creatividad humana?

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En un mundo en el que necesitamos reinventarnos de manera constante, la Inteligencia Artificial se ha convertido en una tendencia imparable. Gracias a ella, podemos automatizar las actividades más monótonas y repetitivas para ahorrar tiempo, atender a nuestros clientes cuando no estemos disponibles, realizar sencillas tareas de gestión y análisis para mejorar nuestro negocio y lograr que los procedimientos de innovación sean más ágiles.

Sin embargo, esto no quiere decir que la Inteligencia Artificial pueda reemplazar la invención, la visión y la originalidad de los diseños novedosos y transgresores hechos por los humanos, independientemente de si el trabajo lo hacemos nosotros solos como si lo hacemos en equipo. Ni puede sustituir la genialidad de una persona ni suplir el trabajo de de creación de nuevas ideas de un equipo, que es realmente de donde surge la magia. Esa inspiración que una máquina nunca podrá replicar. Y si ya es complicado que pueda crear nuevas ideas, todavía lo es más que pueda hacerlo de una manera atractiva y convincente para las personas.

 

Conclusión

Dentro del mundo empresarial, la Inteligencia Artificial puede ser un excelente complemento para la innovación, la visión, la ejecución de nuevas ideas y la gestión de la inteligencia colectiva, pero difícilmente podrá sustituir estas habilidades. Y es que, para crear, la Inteligencia Artificial necesita una gran cantidad de datos humanos. Nos negamos a admitir que la humanidad ya ha alcanzado el límite de su potencial imaginativo, por lo que siempre irá más allá que la máquina, que podremos seguir nutriendo con obras nuevas.

Puede que estés pensando que todos los creativos se inspiran en las obras de otros artistas y así es. Pero, ¿acaso nuestros intereses, nuestras vivencias y nuestro pensamiento no influyen en el resultado? Lo que somos y lo que experimentamos es la base de nuestros procesos mentales. A menos que la Inteligencia Artificial haya tenido esas experiencias, simplemente se limitará a encontrar patrones en la información que le proporcionamos para imitar y producir algo “nuevo”.

En cualquier caso, como tantas veces ha ocurrido ya a lo largo de la historia con la aparición de otros inventos y tecnologías, de nada nos sirve dejarnos llevar por el miedo. Cuando en los siglos XVIII y XIX, se instalaron las primeras máquinas en las fábricas, muchos obreros fueron a quemarlas porque pensaban que les quitarían el trabajo. Sin embargo, esto no hizo que desaparecieran.

Pero, incluso en el peor de los escenarios, si la Inteligencia Artificial terminara sustituyendo el trabajo creativo, todavía habría cualidades que serían necesarias por parte del ser humano, como el liderazgo, la comprensión, la adaptabilidad, el trabajo colaborativo y la empatía.  Habilidades que se han convertido en nuestras señas de identidad y que ninguna máquina es capaz de  replicar, al menos de momento.

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